28/06/2014

Comunicado del Frente Popular Darío Santillán tras los dichos de Duhalde sobre los delitos del franquismo

Difundimos:

DUHALDE ES UN FASCISTA ASESINO Y REPRESENTA LO MÁS NEFASTO DE LA POLÍTICA ARGENTINA

En un programa de la Televisión Española (TVE), Eduardo Duhalde cuestionó que la Justicia argentina juzgue los crímenes cometidos por la dictadura de Francisco Franco, expresando que los argentinos somos ajenos «a los conflictos que tiene una parte de los españoles”, y que las investigaciones de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el franquismo no fueron «un problema de España sino de un sector de España».

Frente a esta nueva provocación hacemos nuestras las palabras expresadas por los compañeros de Podemos Argentina repudiando los dichos de Duhalde «por considerarlos un ataque a las víctimas del franquismo, sus familiares y los querellantes de la causa seguida en Argentina”, ys una «falta de respeto más grave aún por venir del discurso de un ex presidente (no electo), sabedores de que no representa al pueblo argentino».

Duhalde continúa haciendo política con la misma doctrina de represión y políticas antipopulares que en el 2002, no sólo manifestándose contrario al requerimiento de justicia de las miles de víctimas de los crímenes del franquismo (que implicaron persecuciones, cárcel, torturas, asesinatos, desapariciones, fosas comunes y robo de niños durante décadas, y que casi cuarenta años después permanecen a salvo de la investigación y el castigo penal que merecen), sino también expresando su solidaridad con los victimarios. Es la solidaridad de los verdugos. Duhalde, como asesino que es, y creyéndose amparado por sus amigos del poder judicial, tiene la caradurez de andar dando vergüenza por el mundo expresando su deseo de impunidad para todos los criminales como él, el olvido y ocultamiento de la verdad, la historia y la memoria colectiva.

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Quizá a los hermanos españoles puede sorprenderle el nivel de ignorancia, fascismo y falta de respeto de este impresentable, pero a nosotros no nos extraña. Duhalde es consecuente al oponerse a que se abran causas judiciales en busca de verdad y justicia, no sólo por ser el máximo responsable político de la Masacre de Avellaneda, cuando, tras la rebelión del 2001 y la expansión de las fuerzas desatadas en la lucha popular, el 26 de junio de 2002, mientras miles salíamos a las calles a exigir trabajo, justicia y dignidad, el entonces presidente planificó y ordenó una salvaje represión en el Puente Pueyrredón, resultando Darío Santillán y Maximiliano Kosteki asesinados y más de 30 heridos con balas de plomo.

Las reiteradas imágenes del comisario a punto de dispararle a Darío por la espalda y de su cuerpo agonizante maltratado por los policías generaron un inmediato repudio social. Eso, junto a masivas movilizaciones, las fotos de la Masacre en la Estación, así como la firmeza de las organizaciones en la búsqueda de justicia, hicieron fracasar la estrategia represiva, del entonces presidente Duhalde, que debió huir anticipadamente del gobierno. La sociedad, en uno de sus momentos de mayor sensibilidad, lucidez y solidaridad colectiva, volvía a demostrar su intolerancia a la represión violenta. De ahí en más, cualquier intento de represión a la protesta social quedaba inmediatamente desautorizado socialmente por la referencia ineludible a estos crímenes, agitando en la memoria colectiva aquellas dolorosas escenas. Los asesinatos de Darío y Maxi se convirtieron de tal forma en uno de los hechos más importantes del año más conflictivo de las últimas décadas en Argentina.

Duhalde, además de reivindicar el accionar genocida de las fuerzas armadas y haber apoyado la amnistía por crímenes de lesa humanidad, tiene un largo prontuario que combina políticas serviciales al poder económico concentrado con la represión más brutal. Como vicepresidente de Menem y gobernador de la provincia de Buenos Aires (que dejó en ruinas), Duhalde es referencia de los peores años de saqueo de nuestros bienes y empobrecimiento del pueblo argentino. Su «Maldita Policía” Bonaerense del narcotráfico, el caso Cabezas y la AMIA, ha perseguido y asesinado a miles de jóvenes con el gatillo fácil. Como presidente, a través de la devaluación asimétrica, generó las condiciones para una brutal transferencia de ingresos del pueblo trabajador hacia el poder económico.

Hoy Duhalde reaparece acompañando a los sectores más conservadores y procesistas, que piden ajuste y mano dura, y que se enrolan tras la figura de Sergio Massa, que cuenta entre sus integrantes al ex gobernador de la provincia de Buenos Aires en el momento de la Masacre, Felipe Solá y, como «armador y operador político”, Juan José Álvarez, ex agente de la SIDE durante la última dictadura cívico-militar y Secretario de Seguridad durante el gobierno de Duhalde.

Amparados por acuerdos oscuros y complicidades perversas, ninguno de ellos fue siquiera citado a declarar ante la Justicia por ser los principales responsables políticos, miembros del Poder Ejecutivo al momento de producirse la represión, siendo que se cuenta con sobradas pruebas de la existencia de un plan represivo con reuniones previas, una autoría ideológica, directivas, responsabilidades y complicidades necesarias. En un reciente comunicado (http://frentedariosantillan.org/fpds_ant/fpds/index.php?option=com_content&view=article&id=1519:a-casi-12-anos-denunciamos) denunciamos al juez federal Ariel Lijo como uno de los principales responsables de que la causa se encuentre archivada. Desde el 2002 a la fecha la causa estuvo cajoneada y el juez ni siquiera respondió a informes solicitados por la fiscalía sobre el cruce de llamadas entre los funcionarios duhaldistas y las autoridades policiales. A esto se suma la falta de voluntad política de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner de avanzar en la causa.

Duhalde cree que tiene la impunidad asegurada, y por eso, coincidiendo con los 12 años de la Masacre y con el cinismo que lo caracteriza, dijo en una entrevista radial sentir «tranquilidad por la sentencia aplicada a los homicidas”, refiriéndose a la condena al ex comisario de la policía bonaerense Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta, reiterando su pedido para que se abran los archivos de la Secretaria de Inteligencia de Estado a fin de «aclarar las dudas de los reclamantes”.

Los familiares y compañeros de Darío Santillán no tenemos dudas, tenemos certezas, pruebas y líneas de investigación que volcamos en el libro «Dignidad Piquetera”, publicado en el año 2003, donde se da cuenta de por qué y cómo Duhalde y sus funcionarios son responsables políticos e intelectuales de los asesinatos de nuestros compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Incluso Carlos Soria, el hombre de Duhalde en la SIDE, en aquel momento declaró que la represión fue una decisión política para frenar las protestas. Soria falleció y a la SIDE nunca se la investigó por lo sucedido. Hoy reiteramos el pedido de que se investigue a fondo, con una Comisión Independiente encabezada por los familiares.

Duhalde debe responder ante la Justicia antes de atreverse a hablar de nuestros compañeros como si hubiera sido ajeno a la sangrienta represión.

Por todo esto le decimos al pueblo español que ignore a este oscuro personaje, que está muy lejos de representar al pueblo argentino que lucha por Memoria, Verdad y Justicia, que sabe muy bien quién es y qué representa Duhalde, repudiándolo y condenándolo a ser un marginal de la política que cada tanto reaparece para decir lo que otros no se animan a decir en público.

Hoy, a 12 años de la Masacre de Avellaneda, volvemos a decir más fuerte que nunca:

¡Juicio y castigo a a todos los responsables políticos y materiales de la Masacre de Avellaneda!

¡Cárcel para Duhalde, Fepile Solá, Juan José Álvarez, Alfredo Atanasof, Jorge Matzkin, Luis Genoud, Aníbal Fernández, Oscar Rodríguez y Jorge Vanossi!

¡A donde vayan, los iremos a buscar!

¡Darío y Maxi, PRESENTES!



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