Negociación salarial 2014: carrera contra la inflación y profundización de las disparidades sectoriales
La ronda de negociación salarial anual del año 2014 está cerca de llegar a su fin, luego del cierre de dos de las principales paritarias que permanecían abiertas: industria de la alimentación y transporte automotor de cargas («camioneros”). Si bien todavía existen negociaciones en curso, ya es posible realizar un balance de sus resultados y, en particular, de insertarla en una perspectiva de mediano plazo. Por Observatorio del Derecho Social.
A comienzos de este año el escenario para la discusión salarial era particularmente complejo. En efecto, la devaluación de la moneda en el mes de enero contribuyó al aceleramiento de la inflación, que en el primer trimestre de este año se ubicó en los niveles más altos desde la salida del régimen de convertibilidad en el año 2002.
La reacción de los trabajadores y las organizaciones sindicales a este incremento en los niveles de precios se tradujo en mayores reclamos salariales. Como consecuencia de ello, en términos nominales los resultados de los acuerdos salariales negociados este año fueron los más altos de la última década. Sin embargo, como veremos a continuación, los mayores incrementos nominales no implicaron un crecimiento de los salarios en términos reales.
La dinámica de la negociación salarial en los primeros meses del año estuvo muy condicionada por la devaluación y por el incremento de la inflación. En dicho contexto, las actividades que habitualmente negociaban sus escalas salariales en los primeros meses del año (entre ellas aceiteros y bancarios) optaron por demandar sumas transitorias a cuenta de la futura negociación. En efecto, en un contexto de incertidumbre sobre la futura evolución de los niveles de precios las organizaciones sindicales carecían de parámetros certeros para orientar sus demandas salariales.
La relativa estabilización en términos inflacionarios llegó en el mes de marzo, y con ella el desarrollo de las primeras negociaciones salariales, que en la mayoría de los casos se ubicaron por debajo del 30% de incremento anual (ya sea en una o más cuotas). Entre ellas se encontraron las correspondientes a los trabajadores de la industria metalúrgica, de la construcción, de entidades civiles y deportivas, de farmacia, de la administración pública nacional, a la paritaria nacional docente y a los trabajadores del sector marítimo. El conflicto más intenso dentro de este primer grupo fue desarrollado por los trabajadores de la educación de la provincia de Buenos Aires, quienes luego de un paro de más de 15 días obtuvieron el mayor incremento porcentual de los acuerdos celebrados en esta etapa: un aumento levemente superior al 30% para el conjunto de la escala salarial (frente a un 23% de ofrecimiento inicial), y de un 38% para el salario mínimo de la actividad.
La celebración de este grupo de acuerdos instaló una pauta de incremento nominal en torno al 30% anual, que fue superada en los meses siguientes por unas pocas negociaciones paritarias. Entre ellas se encontraron las correspondientes a los trabajadores de la industria aceitera (un aumento del 32,3% en una cuota más una suma de $ 500 que, al incorporarse al básico, totalizaron un incremento del 38%), a la industria de la alimentación (un 35% en tres cuotas) y el transporte automotor de carga (un 33% en tres cuotas).
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