18/03/2014

«¿Y cuándo un docente es pobre?»

tapa_anred-32.jpgUn sistema económico es bueno o malo según satisfaga las necesidades materiales y culturales de los seres humanos. No es bueno cuando solamente tiende a la constante acumulación de tasas de ganancias de los pocos, como acontece en el capitalismo. Si hay pobreza en el mundo, la economía es injusta en el mundo. Y si hay docentes pobres, es en este sistema capitalista.¿Y cuándo un docente es pobre?, cuando su ingreso salarial no es digno, pero también hay otras cuestiones a señalar. Es pobre»¦(…) (Por Andres Brenner)Imagen: ANRed.


Ultimo paro docente. Algo para pensar

Un sistema económico es bueno o malo según satisfaga las necesidades materiales y culturales de los seres humanos. No es bueno cuando solamente tiende a la constante acumulación de tasas de ganancias de los pocos, como acontece en el capitalismo. Si hay pobreza en el mundo, la economía es injusta en el mundo. Y si hay docentes pobres, es en este sistema capitalista.

¿Y cuándo un docente es pobre?, cuando su ingreso salarial no es digno, pero también hay otras cuestiones a señalar. Es pobre»¦

a) cuando no dispone de tiempo para leer con la finalidad de saber mejor;

b) cuando tiene que sobre trabajar para incrementar un poco más su salario, mientras que en el tiempo restante decide si atiende a su familia o prepara y corrige clases;

c) cuando vive tensionado en la escuela por el maltrato a que es sometido por las tensiones sociales, maltrato político y explotación económica;

e) cuando no disfruta del trabajo que hace y vive la escuela y el estar en el aula como una carga, transmitiendo ese malestar a sus alumnos;

d) cuando se lo desvaloriza través de los medios de comunicación destruyendo su autoridad como maestro, cosa que los alumnos aprenden muy bien, con el riesgo que luego no lo respeten en las consignas que propone en clase;

f) etc.

Y ya que mencionamos los medios de comunicación, veamos en ese sentido dos ejemplos:

1. Nos quieren hacer creer que el problema salarial de los docentes es una cuestión solamente del mal manejo político y no también de un sistema económico. Así, cuando los docentes hacemos huelga nos preguntan «¿cuándo van a clase?», y nos dicen «no abandonen a nuestros hijos, hay millones de niños sin clases». Sin embargo, cuando los empresarios incrementan constantemente los precios, no les preguntan, con nombre y apellido, «empresario fulano, ¿por qué los aumentás?», «¿dispondrías los medios para que le aumenten de la misma manera el salario a los docentes y a los trabajadores de tu empresa, para que ellos y sus hijos puedan consumir dignamente y no solo para subsistir como un animal?» O sea, el problema sería únicamente político y no económico. Se oculta la injusticia propia del sistema económico capitalista, cuya ausencia de ética lo hace miserable. Y son injustas, también, las políticas que lo avalan o apoyan.

2. Más aún, los grandes medios de comunicación hablan de «paros salvajes», pero no hablan de «salarios salvajes». Aquí, también, hay otra cuestión. La palabra salvaje deriva del latín «silvaticus», plantas y animales no domesticados. El término salvaje comenzó a difundirse cuando los pueblos originarios eran colonizados y se defendían del blanco que iba a llevarles la civilización (ja ja ja). O sea, un calificativo de tipo genocida, y desde ahí podríamos afirmar: los indios son salvajes, pues entonces eliminémoslos. Sin embargo, esto último sería muy dramático, pudiendo sonar en nuestros oídos a perversión, por consiguiente, inventemos un término que desdramatice la situación, «campaña al desierto”, ¿total? en el «desierto” nada hay, y de nada habría que lamentarse. Consecuencia: hay que eliminar lo salvaje y, si somos coherentes con este argumento, hay que eliminar lo salvaje del maestro. Obvio, únicamente el maestro sería salvaje cuando hace paro, no la economía y las políticas vigentes, no habría que eliminarlas, pues no serían salvajes.

Con estos dos ejemplos vemos no simplemente cómo se construye la realidad desde los medios de comunicación. Construcción alude a edificación siguiendo un plan ordenadamente. Aquí lo que hay es ejercicio del poder para que, por repetición de ciertas palabras o afirmaciones, tapemos el cielo con las manos. Por lo tanto, el problema no sería económico sino político y nosotros maestros somos unos míseros salvajes.

Algo más para pensar. En este momento de indignación no vendría mal:
¿Importa realmente la escuela pública al común de los docentes o importa meramente su salario?, ¿la defensa de la escuela pública es solamente la defensa del salario?

¿Haríamos un paro o huelga porque las condiciones pedagógicas que nos «bajan” las autoridades políticas y sus técnicos no sirven para que nuestros alumnos aprendan, asignándonos solamente a nosotros la responsabilidad con la famosa frase: «mi hijita, ud. debería haber establecido las estrategias pedagógicas de recuperación”?
¿Valen los paros domingueros, quedarse en casa, o movilizar el espíritu docente para conmover a quienes son responsables de una educación digna, principalmente el poder económico y su sirviente el poder político?

Lucha justa significa «pegar a quien me pega”. ¿Sería posible pensar un modo de lucha, todos juntos, que no pegue a quienes son víctimas como nosotros? Este último interrogante puede resultar muy fuerte en las condiciones actuales.

Y para finalizar: gracias a tantos docentes que, a pesar de todo, dejan jirones de sus vidas en el aula por sus alumnos, con escaso o nulo reconocimiento.



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