17/07/2012

«Se acaba el tiempo para salvar el mundo», dicen en las cumbres

lucita-4.jpgLos datos no son alentadores, la crisis mundial sigue su curso inexorable y con síntomas de agravamiento, en tanto se suceden las cumbres sin solución a la vista. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI – Economistas de Izquierda.


La crisis europea se aceleró en los últimos meses, su PBI se contrajo 0,1 por ciento en el primer trimestre, Grecia cayó 7,0, Portugal 2,2 e Italia 1,4. Estos países están ya en recesión, mientras que España, que se contrajo 0,4 en el mismo período, está en el borde de esa situación. El llamado riesgo país en España está superando los 500 puntos, el mismo nivel que mostraban Grecia y Portugal cuando debieron ser rescatados.

En EE.UU. la economía no despega, está creciendo por debajo del 1 por ciento, la desocupación se mantiene en el 8,2 de la fuerza de trabajo activa, la creación de empleo es muy pobre y se está cerca del estancamiento. Para algunos analistas si no media «un salto extraordinario en inversiones y productividad» las perspectivas no son de recesión pero sí de estancamiento de largo plazo, lo que implicaría un mayor decaimiento de su rol protagónico mundial.

Los países (mal llamados) emergentes y en desarrollo, continúan creciendo pero con un menor dinamismo. China lo está haciendo al 8,0 por ciento, Brasil al 0,8, Chile al 5,9 y Argentina al 5,0.

Por si algo faltara, los llamado «vuelos hacia la calidad», orientación de los fondos especulativos, se dirigen ahora hacia los EE.UU. y Alemania que pagan tasas tan irrisorias como 0,25 ó 0,10 por ciento anual respectivamente. A esas tasas, negativas, más que buscar calidad se trata de buscar resguardo seguro. Si bien esto comprueba aquel dicho: el capital es cobarde, no es menos cierto que son señales de pánico.

Si se quiere encontrar una fórmula sintetizadora puede decirse que Europa está en recesión y que peligra la continuidad del proyecto de integración y la propia moneda común. Que el débil crecimiento de los EE.UU., de continuar, augura un estancamiento pronunciado de su economía, mientras que la desaceleración de los BRICS ensombrece el futuro de la economía global.

«Década perdida»

«El escenario de la economía mundial está empeorando», tal la caracterización realizada días atrás en Tokio por la directora general del FMI Christine Lagarde. Para el financista George Soros, Europa estaría ingresando en una década perdida, de características parecidas a la que vivió la América latina en los años ´80 del siglo pasado. Mientras que el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, relata con preocupación que diversos economistas por lo general cautos han comenzado a rememorar el emblemático año 1931, cuando estalló la economía mundial de entonces por una crisis bancaria en un pequeño país como Austria. Los problemas de este país no eran, para este autor, tan grandes como para impactar en la economía mundial, sin embargo sí lo hicieron y la crisis se expandió por todo el mundo. No la nombra pero su equivalencia con la Grecia actual es evidente. Lo mismo cuando hace referencia a la «abdicación política» de entonces, y de ahora, de los gobiernos de países fuertes, en clara referencia a que nadie asume sus responsabilidades.

Para los reconocidos economistas Michel Husson y Francisco Louça (francés y portugués respectivamente) «El mundo se hunde en la segunda Gran Depresión de su historia moderna. En 2009 se desencadenó una recesión global y está comenzando una nueva recesión en Europa en 2012. A través de este proceso, dicen, se está procesando un cambio profundo en el régimen social de acumulación».
Pero esta crisis mundial tiene características multidimensionales, no es solo económica-financiera, hay también una crisis alimenticia, energética y ambiental que combina grandes hambrunas, el consumo irracional de combustibles fósiles y el calentamiento global que amenazan la existencia misma de la humanidad.

Cumbres y más cumbres

Es con este telón de fondo que durante el pasado mes de junio se sucedieron las reuniones internacionales del G-20; Río+20 y Cumbre Europea.

G-20: el saldo de esta reunión (Los Cabos, México) fue nula, no dejó nada concreto y sí muchas dudas. Los países se agruparon según los intereses de los que entienden que salvar el euro requiere más y renovados ajustes (Alemania y Europa en general) y los que sostienen que recuperar la moneda común europea necesita de la estimulación del crecimiento (EE.UU., Brasil, China, Argentina). Francia se mantuvo al margen de estos agrupamientos en una posición intermedia.

Finalmente la canciller alemana Angela Merkel bajo las presiones del presidente norteamericano Barak Obama (que, es evidente, busca fortalecer a Europa frente al ascenso de China) accedió a una fórmula de compromiso: ajuste con crecimiento, con la que Francia acordó. Pero esta fórmulación no contiene ningun plan concreto, ninguna guía para seguir, en realidad trasladó todas la expectativas a la nueva cumbre europea. Sí hubo un acuerdo general en cuanto a que los asistentes reafirmaron que están «comprometidos con el libre comercio y contra todo tipo de proteccionismo».

Río+20: Ciento noventa y tres países de la ONU estuvieron presentes en la Segunda Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil. La primera se había hecho hace 20 años atrás. En la sesión de apertura el secretario general de la ONU, Ban ki Moon, dijo provocativamente: «el tiempo es el recurso más escaso que tenemos» y «se acaba el tiempo para salvar el mundo».

Las alianzas entre países fueron distintas a las del G-20. Los industrializados (EE.UU., Japón, Canadá, Australia, Europa) por un lado y los emergentes y en desarrollo (G77 más China, unos 130 países) por el otro.

Más allá de las discusiones sobre los diversos párrafos del documento, el centro del debate estuvo centrado en la propuesta de los países industrializados de una «Economía verde». Este concepto que suplantaría al de la primera cumbre, «Desarrollo sustentable», supone un reemplazo gradual de fuentes de energía no renovable por renovables, en la gestión intervendría fundamentalmente el sector privado que ve en las medidas de protección ambiental una fuente de ganancias. En última instancia no deja de ser un nuevo enfoque de la mercantilización de la naturaleza.

El acuerdo final concluyó en una suerte de carta de intención, sin ningún compromiso concreto. Una búsqueda de equilibrio entre los dos grupos de países en pugna, que no obstante refleja los cambios que se están operando en la estructura de poder mundial. El concepto de economía verde no fue eliminado pero sí relegado en la redacción final, y aquí los BRICS encabezados por Brasil, el país anfitrión, hicieron sentir su peso.

Cumbre europea: acicateados por el nuevo fracaso del G-20 esta nueva cumbre, realizada en Roma, fue escenario de fuertes tensiones entre Alemania, Francia, Italia y España. ¿Qué se debatía? Por un lado Italia y España que necesitan apoyo financiero para encarar el problema de sus endeudamientos, por el otro Alemania que busca poder controlar el conjunto de las cuentas públicas, y solo logrado esto liberaría fondos para ayudar a países en problemas. Pero su objetivo es de mayor alcance: busca construir una nueva Europa, tal vez un Estado supranacional, al que los Estados nacionales cedan soberanía por medio de las llamadas reformas estructurales, unión presupuestaria y política, y en la coyuntura trata de imponer el «Pacto de estabilidad y crecimiento»

Francia supeditó su apoyo al pacto a un acuerdo sobre medidas financieras urgentes para aliviar las cuentas de los países más comprometidos. Finalmente Alemania cedió y se aprobaron préstamos con la novedad de que serán directos a los bancos sin comprometer a los Estados para no incrementar las deudas públicas. La contrapartida son los nuevos ajustes y recortes presupuestaria que están haciendo en estos días España e Italia. Así solo se ganó tiempo a la espera de nuevas cumbres.

Resistencia

Mientras tanto en Río de Janeiro sesionó en paralelo la Cumbre de los Pueblos, en Caracas hubo una nueva reunión del Foro de San Pablo, en Italia se está discutiendo una nueva huelga general. Al momento de redactar estas líneas la marcha minera proveniente de las regiones carboníferas de España, está ingresando a Madrid luego de dos semanas de larga caminata y 45 días de huelga en medio de manifestaciones populares de solidaridad.

Es desde las resistencias que puede frenarse el costo social que implica la salida de la crisis que imponen el capital y sus gobiernos.



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