23/02/2018

Gatillo fácil: entre la madre y el represor

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Este jueves 22 de febrero comenzó el juicio oral al policía Cristian Daniel Duarte, acusado de doble homicidio del que fueron víctimas Mauricio Andrada (17 años) e Ismael Perussatto (20 años), en un hecho ocurrido el 12 de febrero de 2014 en las calles 71 entre 23 y 24 de La Plata. Desde el Colectivo contra el Gatillo Fácil y la militancia antirrepresiva de La Plata estuvimos acompañando a la mamá de Mauricio Andrada con radio abierta y banderazo en la puerta de los tribunales. Duarte llegó en libertad al juicio y convocó a un grupito de familiares y camaradas del Halcón que se manifestaron por la impunidad de este caso de gatillo fácil. Por Colectivo Contra el Gatillo Fácil / Fotos: Juan Cicale.


Entre uno y otro aporte casi se colmó la sala del SUM del Tribunal Oral que, de reducidas dimensiones, funcionó casi colmada. Ante el tribunal Oral Criminal 3 de La Plata, integrado por los jueces Santiago Paolini, Ernesto Domenech y Gabriel Vitali, las partes presentaron los lineamientos de sus intervenciones. La fiscal Graciela Rivero acusó a Duarte como autor material de doble homicidio tras efectuar varios disparos al ser víctima de violencia e intimidación cuando quisieron robarle sus pertenencias. La abogada de la mamá de Mauricio como particular Damnificada, Raquel Ponzinibbio, afirmó la voluntad de probar que Duarte fue responsable injustificado de los disparos que produjeron la muerte casi al instante de Perussatto y las lesiones gravísimas que derivaron en el fallecimiento de Andrada poco más de un mes después. La defensa de Duarte, en manos del abogado del área de Asesoría Legal del Ministerio de Seguridad bonaerense Fernando Pedersoli y equipo, los mismos que defendieron al policía asesino de Omar Cigarán hace un año, dijo que intentarán probar que el Halcón actuó justificado en la legítima defensa y en cumplimiento del deber para repeler una agresión en una situación de un robo calificado del que fue víctima. El fantasma de Chocobar y el aval político a su accionar sobrevoló las sala ante tamaños argumentos.

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Abierta la rueda de testigos, en primer término declaró Claudia Andrada, mamá de Mauricio, quien le contó al tribunal que su hijo era un pibe del barrio de Altos de San Lorenzo que se la rebuscaba para salir adelante y dejó al morir una hija de tres meses. «Mi vida sin mi hijo es una pesadilla», dijo Claudia y señaló con firmeza que «mi hijo no merecía morir, y nadie es dueño de sacarle la vida». Tras reconocer que Mauricio tenía problemas de consumo de drogas y algunas causas menores en el fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Claudia dijo que si tenía que ir preso ella lo aceptaba, pero nunca que lo maten así. Además contó que todos los días lo visitaba cuando estaba internado por la herida en la columna que le propinó Duarte y le partió la tercera vértebra dejándolo hemipléjico. Sobrevivió hasta el 17 de marzo y «cuando murió empezó para mí un calvario», dijo. Entonces pidió justicia por su hijo y por Ismael Perussatto, joven del barrio de Altos de San Lorenzo.

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A continuación el testigo Rodolfo Oscar Galeano, ex agente penitenciario que se presentó en la causa como taxista y testigo ocular del hecho, relató que mientras circulaba casualmente por el lugar vio el asalto violento a Duarte por dos jóvenes en moto. Afirmó que uno de los jóvenes desapoderó violentamente de su mochila a Duarte mientras el otro hacía de campana. Entonces, al verse robado y apuntado con un arma por el primer joven, Duarte habría sacado su arma y disparado 5 veces hiriendo al primer joven y baleando los vidrios y una llanta del taxi de Galeano, mientras el segundo joven huía en la moto. Lo que no explicó Galeano fue cómo salió ileso de los disparos o por qué detuvo el taxi, al que dijo estacionar imprevistamente a 1 metro del cordón. Al hacérsele indicar en un plano mural del hecho dónde estaba cada uno de los involucrados y cómo fue la secuencia entera, hubo datos del relato del penitenciario que no cerraban con lo que arrojó la tarea de la Policía Científica. En verdad, la sombra de dudas sobre Galeano había comenzado a dibujarse desde que el testigo pidió declarar sin público porque, dijo, estaba «nervioso», a lo que el tribunal no accedió. A preguntas de si conocía gente de la cuadra donde sucedieron los hechos respondió que sí, pero porque los había llevado con el taxi. Todo hace pensar que Galeano no dice todo lo que sabe y que el espíritu de cuerpo le hizo armar una versión para beneficiar a Duarte. Pocos saben que en verdad el honesto taxista Galeano está mencionado en un archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía bonaerense (DIPPBA) como integrante del staff penitenciario que actuó en la última dictadura en el CCD «La Cacha» de Olmos, junto a represores como Isaac Miranda, Héctor Acuña, Daniel Riquelme, Francisco Macia, Gustavo Schwarzach, Víctor Garay, Guillermo Luis Del Intent, Roberto Cabrera, Fermín Garci, Domingo Mac Tier, Guillermo Mc Lughlin, Celso Fernández, Jorge Cristóbal Portel, Osvaldo Uset, Víctor Ríos, Armando Oscar Roldán, Carlos Francisco Fernández, Adolfo Carnero y José Lauman. El oscuro pasado remoto de Galeano le impide ser claro sobre el pasado reciente. Ante la sumatoria de dudas e incongruencias sobre los conceptos del ex penitenciario Galeano, el tribunal dio por concluido su relato pero le informó al testigo que podía ser llamado nuevamente a deponer en la continuidad del debate.

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El siguiente testigo fue el perito químico de Policía Científica Gastón Díaz, que realizó una descripción de su tarea técnica en el lugar de los hechos en cuanto a la recolección de evidencias para su posterior análisis. Comentó que realizó tareas tanto en el lugar que cayó Andrada como donde llegó muerto sobre la moto Perussatto. Si bien reconoció que no peritó el taxi de Galeano baleado por Duarte porque correspondía a otra especialidad de la Científica, aportó que el vehículo estaba «perfectamente estacionado paralelo al cordón, ni en segunda fila, ni sobre la vereda», lo que contradice la detención apurada que alegó Galeano.

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A su turno Facundo Rojo, testigo civil del procedimiento policial en el lugar del hecho y vecino del barrio, contó que volvía de trabajar, fue a chusmear lo que había pasado y quedó como testigo. Dijo que la policía le dio una primera versión de los hechos del Halcón víctima de un intento de robo armado, y que cuando llegó había un joven herido arriba de una ambulancia. Le mostraron un revólver con cinta en la empuñadura que adjudicaban al joven herido. Además dijo que en la esquina estaba una camioneta del Grupo Halcón. El dato fue revelador, ya que Rojo afirmó que Duarte estaba separado de la escena del hecho junto a sus camaradas del Halcón, y que el asesino le entregó el arma a su jefe del Grupo Halcón que la desarmó y recién la aportó para los peritajes. El espíritu de cuerpo del Grupo Halcón se hizo notar, toda vez que llegaron a socorrer a su camarada en problemas antes de que se llevaran al herido de bala al hospital. En el mismo sentido, Leandro Lozada, también testigo civil del procedimiento policial, afirmó que estaba n un cumpleaños en una casa de la esquina y al acercarse a ver lo tomaron como testigo. Contó que vio al herido ser cargado en una ambulancia y le mostraron una mochila con pertenencias del joven, junto a un arma vieja y «como oxidada», dijo. Según el testigo el joven estaba caído a «un metro y pico» del taxi de Galeano, lo que nuevamente pone en duda las afirmaciones del taxista.

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El último en testimoniar fue Carlos Casabona, vecino del barrio que narró que un mes antes del hecho sufrió un robo violento, que atribuyó a una de las víctimas del juicio porque lo reconoció tirado en el piso herido el día de los hechos. Su aporte, evidentemente preparado por los defensores de Duarte, buscó desprestigiar a las verdaderas víctimas de este juicio a caballo del discurso de la mano dura e hizo agua cuando el testigo reconoció avergonzado que cuando se acercó al joven caído quiso agredirlo pese a estar agonizando.

Entre el dolor de una madre pidiendo justicia por su hijo y las mentiras de un represor impune de la dictadura remozado en testigo clave, el gatillo fácil resulta una trama difícil de desentrañar en los tribunales platenses, sobre todo en épocas de aval institucional a los asesinos de uniforme.

Sobre el final de la jornada el tribunal convocó a la segunda audiencia para el viernes 23 de febrero a las 10 hs, donde continuará la ronda de testigos en su mayoría de peritos policiales y de la Asesoría Pericial.

Más info en: http://justiciaxmaurieismael.blogspot.com.ar



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