24/12/2017

Navidad bajo ocupación militar en Belén

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Belén, la ciudad de la natividad, la cuna del niño Jesús, vive otra Navidad, bajo ocupación militar israelí, ahogada por los gigantescos muros, rodeada por colonias ilegales, sitiada por miles de militares israelíes y decenas de Checkpoints, donde ninguna persona puede ingresar o salir de Belén, sin la previa autorización, control y sobre todo capricho de los militares. Por PalestinaLibre


Existe documentación desde hace casi 1.700 años que apunta que los peregrinos sentían la necesidad de conocer la gruta de Belén donde, según la tradición, nació Jesús, y sobre la que la emperatriz Elena, madre de Constantino, mandó construir una iglesia cuando visitó el lugar.

El historiador local Khalil Shokeh destaca que los peregrinos llegaron en todas las épocas históricas. «En la edad moderna se llevaban con ellos imágenes románticas, no en vano el siglo XIX fue la época de los románticos y los orientalistas. Sabemos que en 1845 hubo alrededor de 5.000 peregrinos que llegaron a Belén”.

Belén fue una ciudad de mayoría cristiana hasta el establecimiento de Israel en 1948, cuando los israelíes expulsaron masivamente a los palestinos de sus hogares. Hoy la población de Belén es mayoritariamente musulmana, aunque el alcalde, Anton Salman, es cristiano. La dirección palestina ha determinado que el alcalde de Belén sea siempre cristiano.

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Belén está rodeada en buena parte por colonias judías que se empezaron a construir poco después de la guerra de 1967 y que a día de hoy constriñen el desarrollo de la ciudad palestina. Desde muchos lugares de Belén se ven colonias fuertemente vigiladas por los soldados. De un mes a otro puede observarse en algunas partes la expansión continua de las colonias.

«A pesar de la ocupación y de los inconvenientes que causa a la población, Belén quiere enviar al mundo un mensaje de esperanza, y particularmente quiere enviar a los palestinos un mensaje de esperanza”, recalca el alcalde de Belén. «Durante la navidad de este año esperamos a 30.000 peregrinos”.

La ocupación marca la vida cotidiana de los palestinos de Belén y sus alrededores. El padre Hanna Massad, nacido en Belén y párroco católico de Beit Yala, una localidad cristiana pegada a Belén, recuerda en estas fechas que un gran número de parroquianos de Beit Yala no pueden acceder a sus tierras porque se lo impide el muro construido por Israel.

«Otra cuestión que nos preocupa como palestinos es que no se nos permite entrar libremente en Jerusalén, algo que debería cambiar, para que todos pudieran visitar los santos lugares de Jerusalén. Ser cristiano significa ante todo ayudar a los demás y trabajar para que haya justicia en el mundo”, dice el padre Massad en alusión a Donald Trump.

Israel está separando Belén de Jerusalén mediante varias colonias judías. La distancia entre las dos ciudades es de apenas 5 kilómetros, pero entre ellas se interponen algunas colonias como Har Homa, establecida por el actual primer ministro Benjamín Netanyahu en los años noventa, durante su primer mandato.

«Palestina es una tierra rica en herencia cultural, religiosa y arqueológica, que ofrece numerosas oportunidades para el desarrollo del turismo. Fue uno de los primeros destinos turísticos de la historia, y hoy el sector turístico es una parte estratégica del desarrollo palestino”, dice el alcalde Salman.

No obstante, las restricciones que impone Israel son enormes. Es algo que ocurre en todas las esferas de la vida y también en el turismo. Por ejemplo, Israel cuenta con 9.000 guías turísticos que pueden entrar en Belén mientras que los israelíes solamente han autorizado a 42 guías turísticos palestinos que puedan entrar en Jerusalén.

Las consecuencias de esta medida son muy graves para Palestina, porque los guías israelíes que acompañan a los turistas cristianos europeos visitan solamente la Basílica de la Natividad de Belén y acto seguido regresan a Jerusalém. Se trata de un turismo que no contribuye al desarrollo del sector en las poblaciones palestinas.

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