23/11/2017

Entrevista a Mare Advertencia Lirika: “¿Qué significa ser mujer en esta sociedad?»

2-1590.jpg La rapera y activista mexicana zapoteca Mare Advertencia Lirika viajó por primera vez a Argentina, donde trazó un recorrido por Córdoba, La Plata y Capital Federal. La gira se inició con un recital en la Villa 31 y finalizará este viernes a las 23.30 hs. en Niceto Club de la capital provincial, junto a Mujeres Incentivando Arte (MIA). Por Laura Fasano y Nicolás Baima para ANRed


Ya pensando en su vuelta a México, Mare proyecta lo que le espera a su llegada: participar en la organización logística destinada a trasladar y vender textiles hechos por mujeres que conforman una de las comunidades oaxaqueñas que el 7 de septiembre pasado fue gravemente dañada por el Istmo de Tehuantepec. Sumándose al proyecto del colectivo Ixchel-Aradia Wey-Cup, la rapera participó como voluntaria desde el principio del incidente.

-¿Cómo fue colaborar con la reconstrucción de las comunidades afectadas por el istmo?

Ahora que sucedió todo lo del terremoto entramos algunas voluntarias para poder hacer la donación de copas menstruales con Ixchel-Aradia Wey-Cupy. Ellas propusieron la idea de hacer una carpa roja, que no eran más que telas rojas colgadas, para dárselas a las mujeres de la comunidad. Pero toda donación se hace con acompañamiento, por eso también solicitaron voluntarias para que fueran a la zona a explicarles, pues es también el trasfondo, la higiene, la industria, todo alrededor, entonces no es sólo, vienes y entregas las copas, sino que se tiene que dar con todo el acompañamiento. Para nosotras la lección, viniendo de movimientos sociales, es que va a tardar toda la reconstrucción. Y nosotras en ese proceso no vamos allá a resolver algo sino que vamos pensando en hacer el acompañamiento a largo plazo.

-¿Cuál es la situación en este momento?

En realidad hay ahora muchas cosas que nosotras no podemos resolver, está el tema de la vivienda por ejemplo, que es una prioridad. Pero sí dar ese acompañamiento de contención, porque al final también hay un abandono del Estado y la gente sabe que en un primer momento hubo mucha ayuda, pero mientras más pasa el tiempo dejaron de recibirla, deja de venir la gente, y esa es la parte que nosotras queremos acompañar, que sepan que seguimos ahí.

-¿Cómo fue el intercambio con las mujeres de la comunidad? Porque en esa reciprocidad también les transmitieron lógicas feministas.

Yo creo que a final de cuentas, quizás es para nosotras ponerle un nombre, o sea ponerle feminismo, pero en realidad la lucha de las mujeres por la supervivencia es histórica. Nosotras lo veíamos en estas circunstancias, las mujeres eran las que organizaban las cocinas comunitarias, se han organizado para levantar de nuevo el horno de pan, de totopo, que es la comida tradicional de allá, son las que están organizadas para recibir las despensas. Porque por una cuestión de género, el ejército, el Estado, es a las mujeres a las que les dan los víveres, no a los hombres. Así que nos preguntábamos, ¿qué pasa con esas mujeres que no estaban procesando su propio dolor? Porque ese es otro tema, todo está pasando, todo está mal, pero nosotras por este mismo cargo social, de que tenemos que cuidar, tenemos que resolver, no nos preocupamos por cómo me siento, por si estoy enferma, ¿qué pasa conmigo? Entonces decidimos plantear el espacio simbólico de la carpa roja, donde iban a hablar de cómo se sentían.

-¿Cuándo llegaste a participar de estas dinámicas con perspectiva de género?

En realidad, me costó encontrarme dentro del feminismo, porque yo nací en Oaxaca, que es de los Estados de México con mayor presencia de pueblos originarios. Estamos hablando de cinco siglos donde los pueblos originarios siguen sobreviviendo; eso es ya una herencia de resistencia implícita. Además vengo de una familia migrante y también, a mi papá lo asesinaron cuando tenía 5 años. A raíz de eso mi familia cambió y yo desde muy chica aprendí muchas cosas más allá del rol de género, en esto de sobrevivir como familia. No me pesaba eso de ser mujer, porque no me identificaba en ninguno de los roles. Sin embargo cuanto más grande me hacía, empezaba a caer un peso mayor, porque es justo en la etapa de la adolescencia, que te empiezas a topar con la estética, los roles; ahí empezó a haber un conflicto interno para mí.

-¿Y el encuentro con el rap?

Primero me empiezo a encontrar con la poesía como un escape, me encuentro con el grafitti, con el rap, y entonces a mí el rap empieza a darme un sentido, justo desde la palabra, desde el reconocimiento, desde la creación de identidad. Esa música en aquellos momentos no era popular en Oaxaca, era súper raro, y a mí encantaba que fuera así porque yo me sentía rara, entonces decía «esto tan raro es para mí”. Pero no era un tema de rebeldía, para mí era como encontrar una identidad de la que yo podía ser parte. Y cuando empecé a rapear no lo hice como un juego, fue decirme que eso iba a ser mi vida. Teniendo 16 años no tenía idea de cómo, no conocía la industria musical, nada, pero sí que era esto lo que yo quería hacer.

Entonces me clavé con empezar a rapear, empezamos a construir la escena en Oaxaca. Yo inicie con otra mujer y con otros varios hombres en esos espacios, teniendo que construir desde cero, íbamos a la par con ellos. Pero fue cuando empezamos a salir que nos dimos cuenta que existía ese tema de género donde nos trataban diferentes porque éramos mujeres. Nos encontramos con gente muy buena pero también acoso, hostigamiento, que se empezaban a hacer presentes. Incluso había gente que atacaba nuestro trabajo porque éramos mujeres y por eso no nos daban credibilidad.

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-¿Cuándo empezaste a considerarte feminista?

Para mí el tema directo de género fue desde 2000 a 2012, que en México tuvimos el Partido del PAN, que es el más conservador y de derecha. Empezó a haber un cambio en las políticas públicas, en las cuestiones de educación sexual, de libertades constitucionales y derechos de las mujeres. Ya por el 2006, por todo el territorio mexicano había políticas pro vida, leyes pro vida, que criminalizaban la interrupción del embarazo. Entonces nos empezamos a topar con casos de mujeres que están detenidas, por 25, 28 o 30 años de condena por la suma entre aborto y asesinato con relación de parentesco.

Y por 2009 me empecé a cuestionar, justo en una etapa en que me sentía desarrollada, podía trabajar, estudiar, podía tomar un montón de decisiones; además como muy madura, con un criterio amplio y de repente me topo con estas leyes pro vida y me pongo analizar,¿quiénes hacen estas leyes? ¡hombres! que en sus vidas van a quedar embarazados. Así se eliminó la decisión de la mujer y me empezó a hacer demasiado ruido. Me empecé a involucrar en esos procesos, ya para entonces me cuestionaba, ¿qué significa ser mujer en esta sociedad? ¿qué significa ser mujer en este territorio?

-Y entre qué limites, porque no sólo no puede decidir, sino que se la penaliza de una manera absoluta, o sos madre o no tenés derecho a vivir tu vida.

Si, y si vamos a cuestionarnos también hay que hablar de los métodos anticonceptivos, de la violencia sexual, y de que en Oaxaca por lo menos, todavía se hacen matrimonios arreglados, todavía se compran a las mujeres. Y es todo lo que está detrás de esa decisión de abortar, todo lo que lleva detrás el que una mujer tome esa decisión, porque tampoco es una decisión fácil, hay gente que dice «ay, se embarazó para abortar”. Entonces ¿qué es lo que pasa con todas esas cosas que se están invisibilizando?

Así me empiezo a topar con que incluso en los movimientos sociales, la agenda de las mujeres es un tema aparte y finalmente las que lo trabajamos somos nosotras. Además también fue durante la guerra, en el momento de mayor violencia en el país, con desaparición forzada, con asesinatos, violencia sexual, secuestros, extorsión; con una violencia generalizada que también pasa por el cuerpo de las mujeres. Y también empiezo a cuestionar por qué en las noticias siempre era la misma situación: aparece una mujer asesinada y se dice «no, seguro tenía que ver con el narco” Toda la violencia se invisibilizaba como si viniera de un ente separado de la sociedad, casi como un tema de cómic con el villano que es el narcotráfico, y el alterego que es el Estado. Pero no funciona así la sociedad, el narcotráfico está desde la construcción de la sociedad misma, arraigado desde las bases sociales, así que ¿cómo vas a culpar por la violencia, por el asesinato, por el despojo, a un ente que está en la sociedad?, o sea ¿dónde está la sociedad haciéndose responsable de todo esto?

-¿Cómo sos recibida por las otras raperas, sobre todo por las competencias de hip-hop que se hacen?

Creo que la competencia fue parte fundacional del hip-hop, pero para mí el tema es, ¿cómo se generan los espacios de competencia? Porque tú vas a buscar la historia del hip-hop y nació para erradicar la violencia. A mí creo que lo que me ha ayudado, es que cuando yo empecé no fui la única, entonces el verme reflejada en otras mujeres me ayudó para sentir que este era mi espacio. También mi transformación fue muy orgánica, respetando el proceso de todas las demás alrededor. Cuando yo me hago visible y digo «este es mi discurso, esto es lo que yo hago”, para otras mujeres fue también saber que podían contar conmigo, saber qué organización puede hacer la interrupción del embarazo, qué organización tiene un marco legal, qué organizaciones trabajan en autodefensa, o sea, hasta dónde podemos canalizar en esta red enorme.

Afortunadamente somos muchas, pero creo que un filtro de entrada fue que yo dijera que soy feminista, para generar un puente de dialogo, para que ellas sepan qué hacer. Porque aunque hay compañeras que no se asumen feministas, me buscan quizás por un consejo o que tienen ese respeto. Para mí el feminismo, como asumirme hip-hop, zapoteca, migrante; todas esas categorías para lo que sirvieron primero fue para mí, esa soy yo y yo necesito saber quién soy. Justo en un sistema que te obliga a no reconocer tu historia, pues para mí todo parte del yo; hacia afuera es un tema aparte. Y asumiendo mis responsabilidades en ese propio cuestionamiento, siento que para mí el feminismo no fue una respuesta, fue una pregunta, y ahí vienen un montón de cosas que yo tengo que responderme. Pero también no es un conocimiento que voy a generar sola, a mí me gusta trabajar con otras mujeres que están en estos procesos; sea que se categoricen, sea que no, eso es lo de menos, la cuestión es poner en la agenda los temas que nos competen a nosotras.

-¿Qué le transmitirías a las mujeres que todavía no están asumiendo sus problemáticas?

Creo que todo toma tiempo, y que al final la cuestión es nombrar. Yo creo en esta reivindicación feminista de que lo que no se nombra no existe; creo que empezar a nombrarlo ya es un reconocimiento bastante importante y ahí queda todo lo que se pueda trabajar, pero mientras tanto, empezar a buscar la forma de nombrar todo aquello que sentimos que no está bien con nosotras o con lo que sucede alrededor.

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