08/10/2017

Masacre de campesinos en zona rural de Tumaco: entre el dolor y la impunidad que se avizora

masacre-8.jpgLa sangre, el dolor, la desolación y la tristeza siguen presentes en el pacífico nariñense. En hechos que deben ser materia de investigación, por lo menos 15 campesinos resultaron muertos y cerca de 50 heridos, luego de un hecho violeto contra la población civil, en zona rural de Tumaco, en el que las propias víctimas sindican al Ejército Nacional como autor de esta «masacre”. Por Víctor Chaves.


Esta cifra puede resultar imprecisa, ya que otras versiones, especialmente de campesinos que fueron víctimas de los hechos, hablan de «por lo menos 20 muertes y más de 100 heridos”.

Los testimonios de los campesinos asentados en el sector de El Tandil, en las riberas del Mira, contradicen radicalmente el boletín de las fuerzas militares, que le adjudica los hechos a alias Guacho, un supuesto disidente de las Farc «“ Ep, quien según el comunicado habría lanzado al menos cinco cilindros bomba «contra la Fuerza pública y contra la multitud”, y que más adelante «atacaron con fuego indiscriminado de fusiles y ametralladoras a los manifestantes y las autoridades”.

Voceros de organismos defensores de derechos humanos aseguraron que aunque «lo que diga el Ejército es importante, partimos de que la versión de la comunidad es la que realmente es importante”. Hicieron hincapié en que cinco cilindros bomba hubiesen acabado con todas las personas presentes en la movilización y por el contrario, los heridos mostraban que habían recibido impactos de bala”.

Las versiones de los campesinos y víctimas de este hecho son radicalmente diferentes de las emitidas por la fuerza pública y varias de estas hacen referencia a «una masacre” y también mencionan «una emboscada a los campesinos” por parte de los miembros de la institución militar.

La comunidad que habita en esta zona rural de Tumaco y los organismos de derechos humanos que actúan en estos territorios, pidieron que se aclaren los hechos violentos contra la población civil y que se denuncie y castigue a los responsables. También reclamaron la presencia de organismos internacionales que acompañan el proceso de paz en Colombia y de funcionarios del Gobierno Nacional con capacidad de ponerle fin a estos hechos.


«Hoy pudieron dispararnos y matar a todos”

Por Agencia Prensa Rural

La fuerza pública abrió fuego contra la comunidad el jueves 5 de octubre, que se movilizaba en contra de la erradicación forzada de cultivos de uso ilícito.

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Hechos como los que ocurrieron en el municipio de Tumaco, Nariño, se vienen presentando por todo el territorio nacional, el uso desmedido de la fuerza por parte de las fuerzas del Estado. La situación en el país cada vez es más compleja. Esto en tanto la fuerza pública no parece estar preparada para la implementación del Acuerdo de paz, sino para para perseguir a un «enemigo interno”, el campesino.

La situación en las comunidades que viven de cultivos de uso ilícito es crítica, mientras tanto continúan las erradicaciones forzadas. Lo que es contrario al punto número 4 del Acuerdo entre FARC-EP y Gobierno Nacional, concerniente a:

«»¦ «La solución al Problema de las Drogas Ilícitas”. Para construir la paz es necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, incluyendo los cultivos de uso ilícito y la producción y comercialización de drogas ilícitas. Para lo cual se promueve una nueva visión que dé un tratamiento distinto y diferenciado al fenómeno del consumo, al problema de los cultivos de uso ilícito, y a la criminalidad organizada asociada al narcotráfico, asegurando un enfoque general de derechos humanos y salud pública, diferenciado y de género».

Por otro lado, dos campesinos que sobrevivieron a la masacre de Alto Mira contaron lo siguiente:

«Ãbamos llegando allá cuando estaba la montonera de gente, y la policía disparó contra nosotros. Yo vi al policía cuando por ahí a 50 metros me disparó y me hirió en el brazo”.

Al preguntar sobre lo dicho por la fuerza pública, cuya versión afirma que fue un ataque de «disidentes de las FARC” respondió:

«Fueron ellos (la fuerza pública) los que nos dispararon, porque de frente, fueron ellos los que nos dispararon. («¦) La gente se amontonó y llegó ahí, y ellos por ahí como un minuto hicieron un «rafagazo”, y ahí quedó el reguero de gente extendida”.

Otro campesino dijo:

«Nosotros íbamos a una mesa de diálogo donde negociáramos los campesinos con ellos, para ver a qué podíamos llegar y estábamos en ésas. Cuando en medio de todos un soldado y un policía de los que estaban ahí armaron la balacera. («¦) Sonaban bombas de aturdimiento de todo lo que ellos tienen y artillería pesada”

El sobreviviente agregó que las personas fueron asesinadas en estado de indefensión, «fueron masacradas por las fuerzas del Estado”; dijo también que en los cuerpos de sus compañeros deben estar las pruebas de la munición utilizada.

Lo cierto es el mismo ejército colombiano masacrando a los campesinos, los campesinos de nuestras veredas, los que luchan por tener cada día el pan diario [«¦] porque si tuviéramos plata no anduviéramos pidiendo al Gobierno. Lo único que pido es que no vayan a acabar con el campesino; hoy pudieron dispararnos y matar a todos, el Gobierno sigue engreído y nosotros peor que antes. Ya se reincorporó la guerrilla y ahora imagínese como no pueden darse plomo con ellos ahora van acabar con los campesinos”

Hace dos siglos Bolívar dijo: «Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo», hoy el Estado colombiano está atacando el narcotráfico por su eslabón más débil, el campesino cultivador. Arremetiendo contra las comunidades campesinas que trabajan por una sustitución gradual y concertada. La manera de abogar e implementar por una política antidrogas más coherente, no puede partir del asesinato de campesinos que reclaman por un Estado Social de Derecho e igualdad social.

Fuentes:
Web del Sur
Prensa Rural



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