12/08/2017

Rio Negro: Viedma rechaza la central Nuclear

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El miércoles 9 de agosto se desarrollaron en por lo menos 28 localidades diferentes en todo el país, manifestaciones contra la instalación de plantas de energía nuclear. El epicentro fue en Viedma, dado que el gobernador Alberto Weretilneck está tanteando lugares para una posible instalación. En el Enredando las Mañanas nos comunicamos con Andrés Di Leo, ingeniero en recursos hídricos y uno de los impulsores de la Asamblea No Nuclear en Viedma. Por RNMA


Di Leo comparte que el anuncio realizado en las redes sociales por el gobernador de la provincia de Río Negro a fines del mes de mayo «cayó de sorpresa, como un gran balde de agua fría en gran parte de la población porque no se había hecho un debate previo, no se había informado absolutamente nada de todo esto (…) La gente empezó a preguntarse qué hacemos con esto, se estaba buscando información y no había (…) Fue así que logramos conformar la Asamblea No Nuclear en Viedma con la cual se viene trabajando desde el inicio de estas declaraciones que anunciaban la instalación”. El anuncio dio impulso para la creación en otros lugares de la provincia de nuevas asambleas y revitalizó «otras -explica el ingeniero- que habían estado como dormidas y a través de esta nueva lucha volvieron a resurgir”.
El asambleísta plantea que hoy es difícil hablar de las afectaciones concretas que tendrá la instalación de la planta porque dependerá de «en qué lugar finalmente deciden hacerlo, porque lo que están haciendo ahora justamente es testeando distintos lugares, después de esta resistencia que se ha formado en Viedma. En un primer momento hablaban justamente de la zona atlántica de nuestra provincia y enfriar los reactores con agua del mar. Ahora se está hablando de otra localidad, Sierra Grande. Van variando el lugar, especulando con qué puede decir la gente en un lugar y otro, como si fuera una afectación parcial solamente del lugar donde se está”.
Di Leo señala que éste «es un problema complejo en el cual hay muchos actores involucrados y mucha gente está expresando su rechazo”. Las afectaciones, explica, dependerán del lugar de localización, pero claramente involucrarán a la naturaleza, al turismo. Además, señala, hay que tener en cuenta «lo que implicaría el almacenaje y posterior traslado de todos los residuos radioactivos que la propia tecnología funcionado correctamente produce, o sea, siempre hablando sin tener en cuenta algún accidente o incidente que siempre está latente aunque no son comunes”. Otro serio problema vinculado con la posibilidad de instalación de la planta nuclear es que la misma implica la reactivación de la minería del uranio.
Como parte de resistencias sociales anteriores al proyecto, esta iniciativa del ejecutivo provincial y nacional enfrenta también problemas legales, ya que Di Leo recuerda que en la provincia «hay muchas localidades, incluso la de Sierra Grande, que han sido declarados municipios no nucleares, justamente hay ordenanzas que prohíben la instalación de este tipo de emprendimientos, no sólo la instalación sino el traslado de todo este tipo de materiales que quedarían una vez utilizado el combustible en estas centrales. Entonces estarían violando ordenanzas, derechos humanos básicos, y por supuesto también las afectaciones en uno u otro sector donde se instale esta planta”.
A pesar del anuncio del gobernador Weretilneck en un video de que la planta no se ubicará en la ciudad de Viedma y de que están aun decidiendo su ubicación, Di Leo explica que «no cambia absolutamente en nada todas las actividades que veníamos programando(…) Eso a nosotros no nos mueve un pelo, porque nosotros estamos en contra de esta tecnología, de por sí, sea en Viedma, Sierra Grande, Buenos Aires o en la misma China. Creemos por muchas razones que ya es una tecnología que no debe ser más utilizada para producir energía eléctrica, hay otras tecnologías que ya están disponibles. Que en Argentina no se haya avanzado en eso es un problema netamente de decisiones políticas y otro tipo de intereses, por lo general oscuros. No son dificultades técnicas”.
Al respecto, el ingeniero sostiene que es justamente por la diversidad de posibilidades de desarrollo de energías renovables en la Patagonia que instalar una planta nuclear es una cuestión «totalmente descabellada”. Al respecto, explica, «cada uno tiene sus pro y sus contra también, por supuesto (…) las energías renovables como la solar, la eólica, la mareomotriz, la undimotriz que pueden aprovecharse por la fuerza del mar y que no son intermitentes como el sol y el viento, sino que el movimiento del mar es permanente. Sin embargo no se ha avanzado absolutamente en nada en todo Argentina con ese tipo de energía, más allá de algunos proyectos de investigación”.
Por el contrario, continúa, «se quiere avanzar sobre este camino que en el mundo es una tecnología que realmente va en declive, está teniendo enormes problemas de financiamiento en todo el mundo. Las grandes empresas como Toshiba, Westinghouse, son esas las empresas que promueven este tipo de emprendimientos, muchas veces ya están en bancarrota con deudas multimillonarias que por supuesto, tarde o temprano después tiene que hacerse cargo el Estado. Entonces es una locura”.
Di Leo añade que algo que nadie dice es que, a largo plazo, el desmantelamiento de estas centrales una vez cumplida su vida útil (luego de cincuenta, sesenta o cuarenta años) se convierte en un verdadero problema. «Ese proceso lleva muchísimos años y con costos al menos iguales o superiores a lo que implicó ponerla en funcionamiento. Y eso lo tiene que pagar el Estado, o sea, nosotros, la sociedad y en general gente que aun ni nació, nuestros nietos”.
Para finalizar, el asambleísta enfatiza: «Son proyectos, hoy por hoy, anacrónicos completamente. Ya existen otras tecnologías, maneras más fáciles y que no producen todos estos residuos que luego hay que gestionarlos y cuidarlos durante miles de años, muchos de estos materiales son peligrosos y radioactivos durante veinticinco mil años”.



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