Del crimen pasional a los juegos sexuales
A raíz del crimen de Ayelén Roldán, la jóven embarazada que fue encontrada muerta en la casa de la familia donde trabajaba de niñera en la localidad de Glew, numerosas hipótesis se tejen alrededor del hecho. Una vez mas, los medios de comunicación ahondan en detalles íntimos sobre la víctima, pero poco explican que ha sucedido. La maquinaria mediática misógina se pone en funcionamiento, y esta vez se reemplaza el movil pasional, por el de los juegos sexuales. Por Leticia Corral para ANRed
Ayelén Roldán tenía 19 años y estaba embarazada de seis meses. Vivía en la localidad de Glew, partido de Almirante Brown. Fue hallada sin vida, en la casa de una familia a la que le cuidaba los cinco hijos.
Inmediatamente los medios de comunicación comenzaron a tejer las hipótesis, sobre lo sucedido, y no escatimaron en detalles íntimos, para contribuir al show mediático. Una de las versiones, que mas resuena es la de «juegos sexuales” en el marco de relaciones entre parejas swinger. La autopsia sobre el cuerpo de Ayelén confirma que la causa de su muerte fue asfixia por estrangulamiento con lazo. De ahí las elucubraciones mediáticas sobre los hechos.
«Natalia Cottone, la mujer para la que trabajaba Ayelén, insistió en declarar que los tres tuvieron relaciones sexuales consentidas. La fiscalía pudo comprobar que la pareja salió a las 20 de su casa , ubicada en la calle Fleming 3500, en Glew, para continuar su ritual con un hombre. Luego fue en busca de otra mujer. Cuando volvieron, a las 4:30 de la madrugada, su empleada estaba muerta” informaba TN en su portal de noticias.
Otra de las hipótesis, apunta a la pareja de Ayelén, Ariel Valett, «En la revisación médica presentó unos rasguños en la espalda. Dijo que se los había hecho al rascarse. Sin embargo, tenía las uñas cortas”, explicó la fiscal María Laura Alfaro.
La fiscal no descarta la hipótesis de los juegos sexuales, aunque la autopsia sobre el cuerpo de Ayelén confirma que tenía marcas en los nudillos de sus manos, signo de que ha querido defenderse.
Un nuevo femicidio, suma a la larga lista de mujeres muertas en lo que va del año. Cada caso expone la encarnizada maquinaria mediática, que no hace mas que reducir la empatía de los espectadores. En este caso, apuntar a la intimidad de la jóven como la causal de su muerte solo la revictimiza. El móvil pasional, se reemplaza por el de los Juegos sexuales, formas de relaciones «moralmente no permitidas”, que hacen de la víctima la principal sospechosa. Se pone en duda su moralidad, y sobre el femicidio se teje un halo de fantasías y morbosidades que no permiten evaluar, que nuevamente la que muere es: una mujer.
Las mujeres debemos probar constantemente nuestra moralidad frente al ojo público, situación que no le sucede a los varones. Debemos probar que somos sujetas, de decir, personas todos los días. Porque sobre nosotras descansan siempre las sospechas, la desconfianza. Los medios de comunicación refuerzan ésta idea, espectacularizando el homicidio, reafirmando los prejuicios sobre una mujer: embarazada, manteniendo «rituales sexuales” (como expresaron), que no encajan con el rol culturalmente asignado a una «buena mujer». Por lo tanto, reforzar la hipótesis del femicidio como resultado de un juego sexual, no hace mas que enmascarar la violencia que tiene como blanco el cuerpo femenino, así como antiguamente lo hizo el rotulo de crimen pasional.
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