Neuquén: un lockout patronal en Textil Neuquén
Las trabajadoras de Textil Neuquén se encuentran tomando la planta, luego de que los empresarios Diego y Hernán Huerta vaciaran literalmente la misma el martes pasado en horas de la tarde. Ante el reclamo de las trabajadoras, los dueños de esta fábrica y de la tienda de ropa Amici informaron: «la fábrica cerró, está vacía”. Por Corresponsal popular para ANRed
El martes 31, cuando terminaba la tarde en el Parque Industrial de la ciudad de Neuquén, siete camiones retiraron casi la totalidad de la maquinaria de Textil Neuquén. Las 35 trabajadoras de esta fábrica, que habían iniciado sus vacaciones el 16 de enero y debían ingresar a trabajar este lunes, fueron alertadas por un vecino. Al presentarse en el lugar, los dueños informaron que la fábrica se cerraba, alegando una supuesta crisis.
Ante el desguace de la planta las obreras se hicieron presentes en el lugar. Marina Catilao, delegada de las empleadas de Textil Neuquén, contó: «Nos acercamos a los portones de la fábrica, pasamos toda esa noche, hicimos la correspondiente denuncia en la fiscalía y después tomamos la fábrica”. La imagen era categórica: «Cuando entramos fue muy doloroso, llegamos y sí, la fábrica estaba vacía”. Quedó una bordadora que fue ingresada al galpón antes de cerrarlo, que no podía sacarse sin romper la pared.
El conflicto no es nuevo: en octubre de 2012 la patronal despidió sin justificativos a Norma Brizuela, obrera que formaba parte de la experiencia de organización asamblearia que impulsaban las cien trabajadoras de la planta, en defensa de sus derechos laborales. Luego de cuatro años de idas y vueltas, el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén falló a favor de la reincorporación de Brizuela en septiembre pasado, medida que la empresa aún no hizo efectiva.
Luego, en diciembre de 2016, se realizó una audiencia de conciliación a raíz de un nuevo reclamo sindical, en el que se denunciaba una disminución intencionada de la producción y la reducción de personal hasta quedar 35 obreras, mediante «retiros voluntarios” que incluían máquinas de coser como forma de pago, con la promesa de que podrían seguir trabajando desde sus casas. En la mencionada audiencia, los dueños de Textil Neuquén desmintieron que exista una crisis y aseguraron que no había posibilidades de que la fábrica cierre, compromiso que llevó tranquilidad a las trabajadoras.
La baja en la producción de la fábrica resulta difícilmente explicable ya que, como declaró Catilao, la empresa confecciona «no solo la marca de los dueños, que son las tiendas Amici, y las marcas Rochas y Timothy Cox, que son sus marcas, sino también la ropa de la policía, de la municipalidad, de la gobernación, de la misma legislatura”. Además, cabe destacar que la planta fue construida con el apoyo del gobierno de la Provincia de Neuquén, que otorgó un crédito a los dueños de once millones de pesos, a través del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo (IADEP). Los Huerta nunca devolvieron ese dinero.
Lo más novedoso de este caso fue la estratagema del desguace a escondidas o, como definió Catilao, «entre gallos y medianoches”. De esta manera, se evitó que la planta fuera puesta en marcha por las mismas obreras, medida que han tomado trabajadores de varias fábricas de la zona para mantener su puesto de trabajo, como los casos de FaSinPat (ex Zanon) y Cerámica Neuquén. El paradero de las máquinas, pagadas con recursos de la Provincia, hoy es desconocido, pero las empleadas de Textil Neuquén continúan reclamando por mantener sus puestos de trabajo.